miércoles, 17 de agosto de 2011

Gustavo Adolfo Béquer.

Tú eras el huracán, y yo la alta

torre que desafís su poder:

¡tenías que estrellarte o abatirme!

¡No pudo ser!

Tú eras el océano y yo la enhiesta

roca que firme aguarda su vaivén:

¡tenís que romperte o que arrancarme!

¡No pudo ser!

Hermosa tú, yo altivo, acostumbrados

uno a arrolar, el otro a no ceder:

la senda estrecha, inevitable el choque...

¡No pudo ser!

No hay comentarios:

Publicar un comentario