miércoles, 31 de agosto de 2011

Fantasía o realidad.

   Cuando somos niños soñamos con cosas pequeñas, sencillas, un helado de fresa, una muñeca que llora y hace pis, o esa bicicleta que tiene el vecino del cuarto. Cuando nos hacemos mayores, nuestro sueños cambian con nosotros y se vuelven complejos igual que nosotros, y de repente, la muñeca de trapo se convierte en un vestido nuevo, con el que cruzar un océano para deslumbrar a tu marido en un viaje sorpresa.

    Pero los sueños se rompen en pedazos cuando se topan de frente con la realidad, porque la realidad, a menudo es radicalmente distinta a como como uno cree, las personas no siempre son lo que aparentan ser, ni las relaciones, ni mucho menos los amigos. Y esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio; lo que uno cree que es negro, puede ser blanco, lo que uno cree que es blanco, probablemente sea de todos los colores del arcoíris.

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