Solo se
ostentaba sentir una pequeña ráfaga de viento en el crepúsculo de aquel pequeño
pueblo. Aquel lugar frío, yermo, inhóspito. Todas sus moradas estaban deshabitadas,
y algunas parcial o completamente destruidas. El viento balanceaba las puertas
desusadas y viejas de madera, que se iba erosionando por culpa de este.
Por este
pequeño pueblo pasaba una angosta y vieja carretera necesaria para comunicar las dos
ciudades más importantes de la comarca
Sollano.los trabajadores, viajeros o simplemente
personas que pasaban por allí sentían la presencia de alguien en un pueblo deshabitado
como es transland.Las malas lenguas decían que el espíritu del último hombre que
vivió en el pueblo anda vagabundeando por la zona. Idelfonso
Pérez era un anciano de unos 75 años aproximadamente, aunque nadie sabía exactamente
su edad. Vivía solo en este desconocido-hasta entonces-pueblo. Su única compañía era
su perro, un extraordinario shitzu .Su única familia, su hermano Pedro,vivía en la
capital, pero su relación era pésima.la razón de todo esto era la partición de la herencia,
herencia que les había proporcionado su difunta madre. Ildefonso, desafortunadamente Analfabeto, no podía luchar contra su hermano
un hombre formado y con estudios
que lo Organizó todo para lograr que la herencia cayera
completamente en sus manos.
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