La vida pasa como los coches que vemos
por nuestra ciudad. La sensación de perderlo todo, el miedo de lo efímero, el
boomerang pierde su función y se va para no volver. ¿Dónde están todos esos
sueños que queríamos cumplir? Caen en el abismo, en un pozo sin fondo. Intentas
convencerte a ti misma que lo que haces es la decisión correcta ¿Correcta? ¿Eso
es lo que queremos?
''Quizás soy una soñadora, pero no soy la única''. ''I'm a dreamer but i'm not the only one.''
domingo, 27 de noviembre de 2011
lunes, 21 de noviembre de 2011
No le digas a nadie que no llegé a tiempo.
A veces es obligatorio no pensar las
cosas más de una vez seguidas, hay peligro de tomar la decisión equivocada,
errónea: la del cerebro.
Cierra los ojos, ábrelos con sutileza, perdona.
No hay nada. Silencio. Miedo. Oscuridad.
Y se echa a llorar con rabia. Llora porque no siente lo que le gustaría sentir.
Llora porque a veces no hay culpa y no quisieras hacer sufrir a nadie, pero te
sientes malvada, desagradecida. Preguntas, demasiadas preguntas para ocultar la
única verdad que ya conoce. Pero otra cosa es admitirla. Admitirla significa doblar
en la próxima esquina y coger otro camino. Luego se busca. Se mira en el
espejo. Pero no se encuentra. Es otra.
Porque cuando alguien a quien quieres se
va, intentas detenerlo con las manos, y esperas atrapar así también su corazón.
Pero no es así. El corazón tiene piernas que no ves.
Olvida todos esos pensamientos.
Fatigosos. Inútiles. Difíciles. Que le gustaría que condujesen a alguna parte,
pero que al final no llevan a nada. Y se deja amar. Así, con una sonrisa.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)